Por Hiperderecho

Desde el 2018, cuatro  tipos de violencia de género en línea (VGL) están reconocidos como delitos en Perú a través del Decreto Legislativo 1410, entre ellos el acoso sexual y la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. En este sentido, nos propusimos conocer cuáles eran las rutas de atención disponibles e idóneas en el sistema de justicia del país para atender casos de VGL y cuáles eran las condiciones que tenían que existir para que las denuncias avancen en estas rutas. Además, convocamos a cinco personas, quienes, con mucha generosidad y valentía, nos permitieron seguir y acompañar su proceso de denuncia, y junto a ellas, descubrir lo que ocurre cuando una persona busca denunciar VGL en el Perú.

Después de un año de implementar el proyecto, descubrimos que el proceso de buscar justicia para casos de VGL no es una línea recta y directa. Más bien, es un proceso desafiante, desgastante y diverso en el que, a pesar de contar con leyes, las rutas suelen ser opacas y la justicia se ve distinta para cada persona. Al entender esto, fuimos más allá de identificar la normativa aplicable y nos enfocamos en escuchar y reconocer las historias de lucha, las perspectivas y las necesidades de quienes estaban viviendo estas violencias. Así, descubrimos que mujeres y personas LGBTQ que han vivido VGL enfrentan una serie de barreras de género, de información, socioeconómicas, raciales y digitales que impiden que accedan en igualdad de condiciones a una denuncia efectiva y justicia[1].

Así, uno de los primeros logros del proyecto fue darle visibilidad a la realidad de poco acceso a la justicia. Realizamos campañas en redes sociales con estrategias como el Tuitazo #YoDenunciéVGL, que se volvió tendencia en Perú gracias a la participación de organizaciones feministas, jóvenes estudiantes y personas que han vivido VGL en el país y la región. Gracias a estos diálogos, corroboramos que la impunidad alrededor de todas las formas de violencia de género, incluida la digital, siguen vigentes. Hoy sabemos que la VGL sigue siendo normalizada, que el sistema de justicia demora y falla en responder a los nuevos desafíos que presenta, y que es la sororidad y contención feminista la que actúa como el pilar que nos mantiene aflote. Nos llena de ilusión que las estrategias que se están co-creando en espacios feministas digitales busquen precisamente reconocer a la VGL como una violencia real, y cuidar a las mujeres y a personas LGBTQ que enfrentan una serie de prejuicios y obstáculos al denunciar sus casos.

Un segundo logro, fue proponer y socializar metodologías para investigar VGL desde el feminismo y realizar un análisis crítico que nos permita proponer cambios concretos. Propusimos la metodología jurídica feminista como una herramienta política y de investigación para identificar las violencias, neglicencias o ausencias del sistema de justicia que afectan de manera desproporcionada a mujeres y personas LGBTQ que viven VGL. Esta metodología también nos permite transversalizar el enfoque de género en la comprensión del Derecho y el sistema de justicia en el que se atienden las denuncias. Al visibilizar esta propuesta, también generamos nuevas alianzas con organizaciones regionales, operadores del estado, redes activistas y colectivas de abogadas, es decir, estamos empezando a construir colectivamente un modelo de justicia de género para atender casos de violencia en línea que anteponga las necesidades de quienes viven violencia digital por sobre las barreras y los prejuicios que existen en los sistemas de justicias del país y la región.

Nuestro tercer logro, fue desarrollar una estrategia de acompañamiento para investigadores y para personas que han vivido casos de VGL que llamamos ‘acompañamiento estratégico’. Por medio de este tipo de acompañamiento, brindamos asesoría legal, apoyo en seguridad digital y acompañamiento psicojurídico para sobrellevar la carga emocional de la denuncia y, además, incidimos en la co-construcción de espacios seguros para compartir dudas, sentimientos, deseos y expectativas por parte de quienes enfrentan violencia. Como organización hoy apostamos y promovemos esta propuesta como una estrategia práctica y fundamental para la búsqueda de justicia de género. Para hacerlo, desarrollamos tres talleres prácticos e informativos dirigidos a abogadas, trabajadoras sociales, acompañantes y activistas en los que compartimos todos los recursos logísticos y emocionales que utilizamos para brindar un acompañamiento empático y dialogamos sobre los desafíos del acompañamiento. Asimismo, producimos una guía colaborativa de autocuidado[2], desde las historias de las personas que participaron en uno de los talleres, para construir propuestas más holísticas de y para personas que dan acompañamiento.

Finalmente, resaltamos un cuarto logro que a veces pasa desapercibido: logramos consolidarnos como equipo de investigación y acompañantes. Al iniciar el proyecto, no medimos, ni nos preparamos para el desgaste emocional que podrían generarnos prácticas como leer sobre violencia de manera diaria, sistematizar testimonios que discuten los casos, acompañar durante y fuera del horario laboral, y generar lazos de confianza en el equipo. Todos estos fueron procesos emocionales muy fuertes que nos cambiaron como equipo y organización. En el camino, nos cuestionamos, nos abrumamos y también nos abrazamos. Por eso, también utilizamos los recursos del proyecto para recibir acompañamiento psicológico grupal[3], recibir terapia holística de sanación y sobre todo, para documentar lo que aprendimos[4]. Al difundir esta experiencia con nuestras compañeras de la región, descubrimos que no éramos el único equipo que se había sentido así, y reafirmamos que es necesario utilizar los recursos que tenemos para también cuidarnos, y solo así, poder cuidar.

Nuestro siguiente paso en el proyecto “Después de la Ley: Buscando justicia con enfoque de género para mujeres y personas LGBTIQ+ que enfrentan violencia de género en línea”, apoyado por Indela y Fundación Tinker, es seguir trabajando desde el feminismo para aprender, colaborar y construir propuestas, ya no solas sino en colectivo, que nos acerquen cada vez más a una justicia de género para casos de VGL. Nuestro plan es continuar incidiendo en la aplicación efectiva de las normas, pero también en la necesidad urgente de promover sensibilización, empatía, cuidados colectivos y contención para que quienes denuncian VGL. Sólo así identificaremos las mejores rutas para cuidarnos, y cuidar a quienes decidan llevar a cabo el arduo pero valiente proceso de denunciar.

 

[1] Disponible en: https://hiperderecho.org/wp-content/uploads/2020/12/Informe-1_Despue%CC%81s-de-la-ley.pdf [2] Disponible en: https://hiperderecho.org/wp-content/uploads/2020/12/Gui%CC%81a-2_Despue%CC%81s-de-la-ley.pdf [3] Disponible en: https://hiperderecho.org/wp-content/uploads/2020/12/Gui%CC%81a-2_Despue%CC%81s-de-la-ley.pdf [4] Disponible en: https://hiperderecho.org/wp-content/uploads/2020/12/Gui%CC%81a-1_Despue%CC%81s-de-la-ley.pdf