20 proyectos • 3 años de aprendizajes • Derechos digitales • Latinoamérica

Indela (Iniciativa por los Derechos Digitales en Latinoamérica) inició su trabajo para fortalecer el ecosistema de derechos digitales en 2019. En estos tres años, ha apoyado 20 proyectos, de 22 organizaciones, en 10 países de Latinoamérica. Las principales áreas de trabajo, que fueron identificadas con base en una lectura constante de las necesidades de la región, fueron en temas como reducción de violencia de género en línea, protección de datos personales, privacidad, y el análisis de tecnologías de vigilancia masiva, entre otros. 

Durante 2021, un equipo de de evaluación externa comenzó un proceso de análisis para profundizar la visión estratégica de Indela, el apoyo que brinda y la colaboración entre pares. Esta evaluación externa, permitió identificar las principales oportunidades a futuro y los desafíos que atraviesa el ecosistema de derechos digitales en Latinoamérica.

El proceso de evaluación analizó los proyectos de ocho organizaciones apoyadas por Indela, realizó 14 entrevistas con 20 actores relacionados con la Iniciativa, dos talleres de aprendizajes y un taller sobre futuro. A partir de esto, se desarrolló un reporte sobre los aprendizajes y tres estudios de caso sobre áreas de impacto.

Este blog post, es la primera publicación que comparte los principales hallazgos y aprendizajes sobre el futuro de los derechos digitales, así como, sobre estudios de caso por cada uno de los principales ejes temáticos.

Sobre la visión estratégica

Indela permite apoyar un ecosistema de derechos digitales diverso, a través del acompañamiento de proyectos liderados por organizaciones de diversos países. La estrategia integral del Fondo, combina apoyo financiero y no financiero. 

El primero consiste en el financiamiento del proyecto específico de una organización, que permite la concentración de fondos para actividades relacionadas al reconocimiento de derechos digitales en leyes y políticas públicas. El apoyo financiero ha dado un impulso clave a las organizaciones, y en algunos casos, incluso la apertura para lograr la sostenibilidad a través de otros financiamientos externos más grandes.

Por otro lado, el apoyo no financiero, se coordina a través de consultorías especializadas que aumenten su impacto y potencien el logro de los objetivos del proyecto. Este apoyo transversal ha beneficiado especialmente a las organizaciones más pequeñas y emergentes en el ecosistema. Indela ha apoyado a las organizaciones en temas de acompañamiento legal, desarrollo de estrategias de comunicación para la incidencia, y la consolidación de las organizaciones apoyadas.

En este sentido, se ha buscado que el apoyo más allá del proyecto, se enfoque en fortalecer la resiliencia de las organizaciones en diferentes niveles. Por ejemplo, a través del apoyo no financiero, se han coordinado consultorías estratégicas a medida para el fortalecimiento de algunas organizaciones, lo cual les ha permitido tener acompañamiento tanto en crecimiento institucional, o incluso en algunos casos, acompañamiento ante cambios internos  de estructura que las organizaciones estaban atravesando.

El apoyo personalizado por parte del equipo coordinador, ha permitido construir confianza para desarrollar procesos de acompañamiento cercanos y a medida, que atienden necesidades distintas de cada organización.

Sobre la colaboración

La colaboración de Indela se puede analizar desde dos ejes, por un lado de manera interna, sobre la coordinación entre donantes que forman parte de la Iniciativa, y por el otro de manera externa, sobre la articulación entre las organizaciones apoyadas. 

La coordinación entre donantes, desde las diferentes capacidades y experiencia, permitió la colaboración, identificación de prioridades, y el apoyar a organizaciones en países en los que tradicionalmente no se había podido llegar. 

En la colaboración entre organizaciones apoyadas, Indela tuvo un rol de facilitador flexible, menos institucionalizado y planificado, para colaborar e identificar nuevas áreas de oportunidad. Existe una necesidad de continuar la construcción de redes o grupos de trabajo entre las organizaciones apoyadas, especialmente sobre algunos ejes temáticos, que permitan contribuir a potenciar el trabajo de las organizaciones de manera colectiva y regional.


Consulta en el Reporte de Aprendizajes, los resultados de la evaluación externa realizada a Indela.

El reporte general fue escrito por Anca Matioc, Carla Bonina y Carolina Aguerre, con base en el trabajo de investigación del equipo. El reporte general y los estudios de caso que lo acompañan son parte del proyecto “Casos de Estudio y Aprendizajes Indela” coordinado por La Sobremesa durante el año 2021 para Indela. El proyecto fue dirigido por Carla Bonina, Profesora Asociada de la Escuela de Negocios de la Universidad de Surrey, y Anca Matioc, Directora de La Sobremesa. El equipo de investigación incluyó a Carolina Caeiro, Carolina Aguerre y Federico Albanese, y contó con el apoyo de Ana Dutari. Guadalupe López estuvo a cargo de la coordinación del trabajo de campo y Francisco León del diseño.

5 proyectos claves para fortalecer los derechos digitales

La irrupción descomunal del empleo, educación, compras, acceso a la información, entre otras áreas de la vida cotidiana que migraron hacia plataformas digitales durante los últimos dos años a causa de la pandemia, ha generado nuevos desafíos en la protección de derechos digitales en Latinoamérica.

Frente a este contexto desafiante, que muta de manera constante en la región, Indela entendió que necesitaba apoyar de manera flexible y menos tradicional, a iniciativas que apunten a sensibilizar y defender los derechos digitales. En algunos casos, dando continuidad a algunas organizaciones para fortalecer su ciclo de impacto, en otros, para responder ante nuevas oportunidades.

Como se anunció en la pasada Convocatoria Abierta 2021, Indela apoyará 5 proyectos claves para fortalecer los derechos digitales en Latinoamérica. Las organizaciones seleccionadas trabajarán en áreas como la protección de datos personales, reducción de violencia de género en línea, sensibilización sobre sistemas de vigilancia masiva, inclusión de género en procesos legislativos y mejora de las condiciones para el reporte de vulnerabilidades digitales.

Felicidades a los proyectos seleccionados Indela 2021:

  1. Mujeres por los derechos digitales” de la Asociación Aguayo y Fundación InternetBolivia.org, que buscará la inclusión de la perspectiva de género en el debate legislativo y de políticas públicas sobre derechos digitales en Bolivia.
  2. Fortalecimiento de la ciberseguridad a través de cooperación público-privada sobre seguimiento de vulnerabilidades” de Democracia en Red en coalición con el Observatorio de Derecho Informático Argentino, que incidirá en políticas públicas sobre seguridad de la información que permitan un canal de comunicación sinérgico entre comunidades técnicas y el Estado nacional.
  3. Videovigilad@s inseguros” de IPANDETEC, analizará la relación entre presencia de cámaras de videovigilancia y la pérdida de privacidad en Centroamérica en entornos físicos y digitales.
  4. Ley de Violencia Digital Urgente” de ONG Amaranta, generará una campaña comunicacional que concientice sobre la violencia digital y la urgencia de un proyecto de ley en Chile.
  5. Fortaleciendo la protección de datos personales en Paraguay desde la sociedad civil” de TEDIC, fomentará el debate en el Congreso basado en la evidencia, y junto a Coalición de Datos Personales, para la aprobación del anteproyecto de ley de protección de datos personales.

Desde Indela, frente a esta nueva realidad y, ante un futuro donde cada vez más millones de personas migrarán parte de su vida cotidiana a los espacios digitales, nos emociona trabajar con estos proyectos y seguir fortaleciendo el ecosistema de derechos digitales en Latinoamérica.

Para más información sobre Indela y los proyectos seleccionados, síguenos en Twitter y  Facebook.

Tecnologías biométricas para vigilancia masiva; Los logros de InternetLab en la protección de los derechos digitales están abriendo un camino a seguir desde Brasil

Por InternetLab

La seguridad pública ha ganado un lugar central en los debates públicos, electorales y parlamentarios en los últimos años. El sentido de estos debates y el común resultante, sin embargo, es la propuesta de incrementar la vigilancia, debilitar las garantías procesales y endurecer la sanción. En los últimos años, ha habido un aumento significativo en el número de gobiernos estatales y municipales que confían en tecnologías biométricas con la justificación de ser utilizadas para investigaciones criminales. Sin embargo, la expansión de estas tecnologías no ha estado debidamente acompañada de debates relacionados con los riesgos, la proporcionalidad y los posibles impactos negativos. Fue con el objetivo de promover estos debates e incidir en los principales actores de la seguridad pública que postulamos la convocatoria abierta de Indela 2019, con el proyecto Llevando el debido proceso legal y los estándares de derechos humanos al proceso de implementación de tecnologías biométricas para la vigilancia masiva en Brasil.

De julio de 2019 a abril de 2021, InternetLab contó con el apoyo de Indela para el desarrollo de este proyecto, el objetivo fue promover la observancia del debido proceso legal y estándares de derechos humanos en las prácticas de vigilancia masiva con el uso de tecnologías biométricas en Brasil, especialmente considerando este uso con fines de seguridad pública y seguridad nacional.

Desde agosto de 2019, formamos un grupo de organizaciones que en conjunto discuten y desarrollan estrategias para eludir la implementación de cámaras de reconocimiento facial en el metro de São Paulo, como ha sido anunciado en julio de 2019. El primer paso de la estrategia mencionada fue la elaboración de la acción de producción de pruebas,  que fue presentada en febrero de 2020. La acción tuvo como objetivo imponer al Metro de São Paulo el deber de producir evidencia sobre el alcance, finalidad, precauciones y delimitación de la base de datos del sistema de monitoreo electrónico con reconocimiento facial. Afortunadamente, las decisiones del tribunal fueron favorables al caso: se aceptaron las principales solicitudes y el metro tuvo que brindar información sobre la tecnología implementada.

Hoy se estudia la ampliación del caso, ya que esta primera acción se centró únicamente en cuestiones de forma/debido proceso administrativo, sin entrar en los méritos de la vigilancia. El grupo pretende, hasta el segundo semestre de 2021, entrar con una nueva acción cuestionando estos puntos. En este caso, InternetLab ofrece apoyo mediante la contratación de evaluadores que proporcionarán información técnica sobre cómo funciona la tecnología y sus riesgos para las poblaciones vulnerables, especialmente cuando se aplica a gran escala. La opinión técnica será un insumo fundamental para un caso nacional paradigmático, así como un subsidio para futuras acciones con las mismas características.

También iniciamos un proceso de colaboración con la Defensoría Pública, institución fundamental para la función jurisdiccional del Estado, encargada de brindar orientación jurídica y defender a los ciudadanos pobres. Por tanto, juega un papel estratégico a través de su acción judicial: representa a la clientela preferencial del sistema penal, los ciudadanos más vulnerables a las violaciones de derechos y es responsable de una parte significativa de las acciones, recursos y manifestaciones en las que se debate y reivindica los derechos humanos. Por otro lado, enfrenta el desafío de satisfacer la demanda de un enorme contingente de personas con recursos limitados.

InternetLab inició un trabajo de redacción de propuestas de tesis institucionales de la Defensoría a partir de los estudios que promueve. Las tesis institucionales son modelos y lineamientos a disposición de los defensores públicos, orientados a construir un posicionamiento institucional y la tutela de los intereses del público objetivo de la institución. El objetivo ha sido diseminar en el sistema de justicia, tesis sobre el derecho a la privacidad. Hoy ya contamos con dos tesis: la primera sobre el uso de datos de dispositivos electrónicos incautados por las fuerzas policiales en flagrante delito, y la segunda sobre el uso de información de geolocalización de personas no identificadas por las investigaciones penales.

El proyecto también preveía la celebración de la tercera y cuarta ediciones del Congreso Internacional de Derechos Fundamentales y Procesal Penal en la Era Digital. En el Congreso contamos con la presencia de expertos en seguridad ciudadana y protección de datos con el fin de promover el debate en la intersección entre proceso penal y tecnología, abordando los lineamientos y garantías aplicables a las investigaciones penales en la era digital. En sus últimas ediciones se abordaron temas como acceso a datos de geolocalización, cámaras y reconocimiento facial, infiltraciones virtuales, datos genéticos, vigilancia, protección de la privacidad y cooperación jurídica internacional, confidencialidad de las comunicaciones, entre otros. En la inauguración de ambos Congresos se lanzaron nuevos volúmenes del trabajo Derechos Fundamentales y Procesal Penal en la Era Digital: Doctrina y Práctica en debate, que suma artículos y conferencias con afinidad temática a los temas tratados en el Congreso.

Finalmente, con el objetivo de enfocarse en la proliferación del uso de tecnologías de reconocimiento facial, InternetLab, en alianza con Idec – Instituto Brasileño de Protección al Consumidor, una guía de recomendaciones y buenas prácticas para el uso de esta tecnología por el sector privado. El documento, publicado en octubre de 2020, proporciona una descripción general de los problemas y riesgos asociados con el uso de tecnologías de reconocimiento facial. Además de presentar las características básicas de funcionamiento de estas herramientas y las garantías presentes en la legislación brasileña, presentamos recomendaciones que tienen como objetivo orientar la oferta de productos y servicios, preservando los derechos fundamentales de los ciudadanos.

 

La ejecución del proyecto nos mostró que hay energía para organizar coaliciones en los temas de biometría y vigilancia con la sociedad civil y organizaciones gubernamentales. Hay espacios vacíos a ocupar en la intersección entre la agenda de derechos humanos y la Justicia Penal, por un lado, y tecnología y sociedad, por otro, y dichos espacios favorecen la articulación de frentes que concilian diferentes entidades e individuos. Aun así, leer el contexto y la incidencia actual del proyecto también da lecciones de que la disputa en el campo legal puede dar buenos resultados, si se toma de la retórica de esta comunidad. El proyecto ciertamente alentó a Internetlab a crear alianzas y reflexionar sobre las formas en que se han utilizado las tecnologías biométricas en Brasil, impulsando este tema, y la necesidad de plantear e investigar respuestas al mismo, en nuestra organización.

Centroamérica por la mejora de políticas públicas de derechos digitales

Por IPANDETEC

Contexto
Centroamérica es una región con 7 países y más de 50 millones de personas. De esta cantidad de población, menos de la mitad tiene acceso a Internet, y al ver un poco más de cerca, las desigualdades y brechas digitales se agudizan en poblaciones rurales, indígenas, LGBTIQ+, personas con discapacidad, entre otros.

En 2019, Indela seleccionó a IPANDETEC para desarrollar el proyecto Creando capacidades en el ecosistema de Internet de Centroamérica con una perspectiva multisectorial. El cual creó una red sólida de actores centroamericanos, dedicados a mejorar las leyes y políticas públicas relacionadas a privacidad y ciberseguridad, y demostrar algunas mejoras iniciales en la región.

Debido a la pandemia, IPANDETEC tuvo que agilizar sus procesos para lograr la meta, el proyecto sufrió retrasos y adaptaciones para su culminación, trasladando las capacitaciones faltantes a sesiones y eventos virtuales, pero sin detenerse

Países beneficiados
El proyecto se enfocó en tres países centroamericanos: Honduras, Guatemala y El Salvador. Los tres países sufren altos niveles de cibercriminalidad, en una realidad donde el Estado no protege los datos personales de su ciudadanía. Estos países fueron elegidos por la necesidad urgente de contar con políticas públicas que regulen Internet, así como por la falta de capacitación en actores locales que pudieran incidir informadamente, basados en estándares con enfoque en derechos humanos.

En el caso de Guatemala, desde el año 2009 estaba detenido el proyecto de ley de protección de datos personales, del cual no había terminado su discusión. En el mismo sentido, Honduras presentaba proyectos de ley que no contenían estándares con enfoque en derechos humanos y amenazaban la estabilidad jurídica del país en materia de ciberseguridad. Por último, El Salvador iniciaba consultas públicas para someter a discusión un proyecto de protección de datos.

Logros del proyecto
El proyecto de IPANDETEC, por un lado, capacitó a más de 200 personas en los países participantes, se produjo un mapeo de actores trabajando en políticas públicas de Internet, incluyendo congresistas, autoridades electas, integrantes del sector privado, actores de sociedad civil y activistas de derechos humanos, expertos académicos, y miembros del sector técnico. Por otro lado, se produjo un acercamiento con personas que no participaban en ese momento de forma activa en la formulación de políticas públicas de Internet, logrando ampliar el ecosistema habitual.

Uno de los mayores logros fue la creación de capacidades en los distintos sectores, incluyendo algunos como la academia y el gobierno, los cuales no siempre son incluidos.

Por último, desarrollamos tres documentos guía para la formulación de políticas públicas, uno por país, los cuales fueron compartidos no sólo con los participantes del proyecto, sino con ‘policy makers’ para su utilización en futuras políticas públicas. El primer documento ‘Paso a paso para una política integral de ciberseguridad | Honduras’, recoge la regulación hondureña en materia de ciberseguridad, estándares y prácticas que deben ser utilizadas a la hora de discutir y aprobar una política de ciberseguridad. En los casos de El Salvador y Guatemala, ambos documentos se centran sobre la protección de datos personales en cada país y los pasos necesarios para abordar la discusión con un enfoque de derechos humanos.

Como organización, IPANDETEC aprendió en profundidad sobre la importancia y efectividad del mecanismo multisectorial, la gran necesidad de este tipo de proyectos en la región, y la necesidad de aumentar la  representación de la mujer en temáticas de Internet en estos países, entre otros aspectos interesantes para el futuro desarrollo de extensiones de este proyecto.

Al final del proyecto, el panorama presentado en los tres países había cambiado radicalmente. Guatemala se prepara para discutir un proyecto de protección de datos personales, mientras que en Honduras no prosperó la propuesta de ley de ciberseguridad. Por último, El Salvador se enfrentaba al veto de su proyecto de protección de datos personales.

El acceso a la justicia para mujeres que viven violencia digital en México no existe

Por Luchadoras

-El acceso a la justicia para las mujeres que viven violencia digital en México no existe-, ese fue nuestro principal hallazgo en la investigación Justicia en trámite, el limbo de las investigaciones sobre violencia digital en México, que llevamos a cabo con apoyo de Indela.

Frente a la aprobación de la “Ley Olimpia” como la respuesta más visible promovida por colectivos de víctimas para actuar contra la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, en Luchadoras nos preguntamos si representaba un avance tangible en la vida de las mujeres, y estas fueron las lecciones que aprendimos.

¿Qué sigue para la “Ley Olimpia”?

Es real, sobrerregular Internet es una amenaza para ejercer nuestras libertades en línea, una herramienta que puede servir a los autoritarismos para perseguir a la crítica proveniente desde la sociedad civil organizada. Sin embargo, al hablar con mujeres afectadas por la violencia digital constatamos que denunciar penalmente sí es una vía de actuación válida para ellas. Más de 2 mil mujeres han denunciado haber sido víctimas de ese delito en los últimos tres años.

El delito que castiga la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento ya es una realidad en todo el país. Desde Luchadoras creemos que lo que toca hacer ahora es crear un estándar idóneo que permita armonizar estos marcos jurídicos.

Por otra parte, como demuestra nuestra investigación, la impunidad y los retos estructurales del sistema de justicia en México han hecho que los casos de violencia digital que se han denunciado no avancen.

Durante esta investigación, de la mano con el OVIGEM en Puebla, hablamos con mujeres que vivieron violencia digital, ellas corroboraron la falta de respuesta, de información clara, los malos tratos y la revictimización por parte de las autoridades.

También juntas pensamos en qué significa “acceso a la justicia”, y descubrimos otros conceptos más amplios y con un mayor potencial restaurativo que la sanción penal. Poner al centro la reparación del daño, también las pone al centro a ellas.

Las mujeres que viven violencia digital necesitan tener varias opciones de actuación a la mano además de la penal, desde el derecho civil, laboral o adminsitrativo; así como mejores opciones de reporte en las plataformas, y mecanismos internos en instituciones como empresas y escuelas.

La comunicación es clave

Posicionar la violencia digital como una problemática de agenda pública ha sido un trabajo arduo. Hoy es un tema público. Las investigaciones que hemos hecho desde sociedad civil y el cabildeo para la aprobación de la “Ley Olimpia” han contribuido a ello.

Aunque la implementación de estas reformas no sea una realidad todavía, su impulso tuvo un impacto social importante, la toma de conciencia pública sobre esta problemática, y para eso ha sido clave también la creación de campañas y mensajes que hacen comprensibles este tema.

Necesitamos hacer accesible el lenguaje jurídico, que suele ser complejo e incluso obstáculo para las víctimas. Para Luchadoras parte de nuestro proyecto consistió en traducir los hallazgos de nuestra investigación a un video con un lenguaje amigable.

Ser capaces de nombrar, entender, y saber cómo funciona el sistema hackea el poder. Entender problemáticas complejas como problemas cercanos que nos atraviesan es también, otra forma de justicia.

Defendamos el acceso a la información y la transparencia

Para esta investigación realizamos originalmente 219 solicitudes de información pública a Fiscalías y Poderes Judiciales en 24 estados del país donde se habían aprobado reformas relacionadas a la violencia digital hasta el mes de febrero de 2020. Solamente siete estados contestaron ambas autoridades: Aguascalientes, Ciudad de México (CDMX), Chihuahua, Jalisco, Nuevo León, Veracruz y Zacatecas; lo que nos permitió hacer un análisis más completo del trayecto de acceso a la justicia ante ambas instancias.

Así pudimos rastrear que en los últimos tres años se abrieron 2,143 carpetas de investigación por la conducta de difusión de imágenes íntimas sin consentimiento en México. Y que el 83% sigue en trámite.

Nuestra investigación “Justicia en trámite” no habría sido posible si en México no contáramos con un marco jurídico y herramientas para el acceso a la información y la transparencia.

El marco jurídico y las instituciones dedicadas a la transparencia representan un gran avance para la exigencia de rendición de cuentas a los gobiernos en nuestro país.

Once organizaciones en la lucha de posicionar y defender los derechos digitales en Latinoamérica

Por Al Sur

El avance de las tecnologías digitales y su uso intensivo por parte de la sociedad, gobiernos y empresas, están generando diferentes conjeturas con respecto a sus impactos. Estas tecnologías están afectando varios derechos humanos a través de la vigilancia masiva de personas, la captura de datos personales, el incremento de la desinformación, entre otros aspectos. Esta situación requiere generar mayores criterios y posicionamientos por parte de la sociedad civil, y proponer así respuestas concertadas.

Es por ello que se crea Al Sur, un consorcio de once organizaciones[1] de sociedad civil y del ámbito académico de América Latina, que trabaja para fortalecer los derechos humanos en el entorno digital. Este consorcio fue uno de los proyectos seleccionados 2019 de Indela, a través del cual, se buscó consolidar su institucionalidad, y generar capacidades para una mayor incidencia en los niveles nacional, regional e internacional.

Mediante el apoyo de Indela, fueron organizadas múltiples sesiones con especialistas, extendiendo no solo la base de conocimiento sino también la red de acción para fortalecer el ecosistema de derechos digitales. Hubo capacitaciones para las organizaciones que integran el consorcio sobre “Estrategias para acceder a información sobre prácticas de vigilancia”, llevada adelante por Luis Fernando Garcia, Director de R3D de México, y “Negociaciones en torno al Segundo Protocolo Adicional del Convenio de Budapest sobre Cibercrimen” donde se estrechó la alianza entre Al Sur y la organización Electronic Frontier Foundation (EFF). El Profesor Sean Flynn de la American University, llevó a cabo otra capacitación para profundizar el conocimiento sobre propiedad intelectual y derechos de autor durante la pandemia, lo que dio la oportunidad para revisar el mercado regulatorio de toda la región.

Construyendo una agenda regional

En materia de investigación, mediante este proyecto Al Sur elaboró tres reportes, como estrategia para fomentar una agenda regional proactiva, a la que otras organizaciones puedan incorporarse y trabajar con el consorcio:

  1. Violencia política de género en Internet. La violencia política de género, a partir de un marco amplio de diversidad, engloba violencias relacionadas con derechos políticos, que se convierten en manifestaciones agresivas que socavan la voz de mujeres y personas LGBT+. En ese sentido, el reporte brinda una perspectiva regional, arrojando criterios y recomendaciones para los sistemas de justicia electoral, plataformas de Internet, organizaciones políticas y sociedad civil.
  2. Mirando Al Sur. Hacia nuevos consensos regionales en materia de responsabilidad de intermediarios y moderación de contenidos en Internet. Examina debates comparados y mapea la discusión legal y la autorregulación a nivel regional e internacional para finalmente abordar las propuestas y principios específicos de la región.
  3. Un marco jurídico de derechos humanos para la vigilancia de las comunicaciones en América Latina. Este análisis de la situación en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Panamá, Paraguay y Perú, permite abordar los debates e investigaciones regionales para mantener un marco legal que respete los derechos de las personas, garantice sus prácticas y cuente con mecanismos efectivos de control y vigilancia que permitan reclamar la restitución de derechos y sirvan de control democrático a los amplios poderes de los Estados en esta materia.

Como consorcio, Al Sur también está interesado en comprender y generar un mayor relacionamiento con espacios de interconexión regional e internacional, por ello está avanzando en mapear e intercambiar buenas prácticas, generar  investigación, realizar entrevistas y consultas a especialistas, como estrategia de trabajo para tener un mejor posicionamiento con distintos foros internacionales. Al Sur analizó así el Sistema de la Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y otras instancias internacionales. A través de este análisis, compiló un documento que está siendo examinado y se está considerando hacer una versión pública para la sociedad civil de la región. Además, para posicionarse, Al Sur también ha incrementado su presencia pública digital lanzando su página web en tres idiomas, y publicando más contenido en su blog y su cuenta en Twitter.

Debido al impacto en la región del trabajo realizado por Al Sur, se pueden destacar las invitaciones recibidas para hacer contribuciones sustanciales en espacios de alta incidencia; Twitter invitó a la Secretaría a ser parte de su Consejo de Seguridad, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión  de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió a las organizaciones de Al Sur ser parte de la discusión sobre desinformación durante la pandemia, el consorcio estuvo presente en un grupo inter-regional de ciberseguridad y cibercrimen a partir de una invitación de la Electronic Frontier Foundation, y tuvo una representación en la Global Privacy Assembly.

También, Al Sur realizó recomendaciones a importantes instrumentos internacionales de referencia; entre ellos está el Segundo Protocolo Adicional del Convenio de Budapest sobre Cibercrimen, la consulta pública del Gobierno de Brasil sobre la regulación del tratado de Marrakesh, la revisión de la primera versión del borrador sobre recomendaciones éticas en Inteligencia Artificial de la UNESCO, el “Borrador general No 25 (202x): derechos de la niñez en relación al entorno digital del Comité de las Naciones Unidas sobre Derechos de la Niñez, y al llamado del Grupo de trabajo sobre políticas públicas internacionales relacionadas a internet (CWG-Internet) de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).

En balance, uno de los aspectos más significativos en cuanto a los hitos del consorcio en el marco de Indela, es que hoy Al Sur tiene una mayor capacidad de reacción ante las discusiones y debates internacionales. La investigación y reportes publicados les permiten anticiparse a temas emergentes y avanzar con evidencia en posicionamientos como colectivo. El consorcio ha identificado espacios en los cuales pueden tener mayor incidencia y ha fortalecido sus alianzas. En definitiva, el consorcio y su trabajo colectivo se han visto impulsados gracias al apoyo de Indela, Al Sur está mejor posicionado para pensar más estratégicamente en sus próximos pasos y ofrecer un espacio más organizado para que sus integrantes participen en el esfuerzo colectivo.

 

 

 

[1] Al Sur está integrado por: Asociación por los Derechos Civiles (ADC), Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información (CELE), Coding Rights, Derechos Digitales, Fundación Karisma, Hiperderecho, IDEC, Instituto Panameño de Derecho y Nuevas Tecnologías (IPANDETEC), InternetLab,  Red para la Defensa de los Derechos Digitales (R3D) y TEDIC.

Fortaleciendo los derechos digitales en Paraguay: una iniciativa desde una sociedad civil unida

Por TEDIC

La búsqueda por la plena vigencia de los derechos digitales en Paraguay es un camino en constante recorrido. Sin embargo, mirando hacia atrás, es importante reconocer lo andado, y las distintas actividades de las que hemos participado como organización. Dicho esto, el apoyo del Indela para la consecución de nuestros objetivos ha sido clave.

Ley integral de protección de datos personales

El trabajo de TEDIC –y sus aliadas locales e internacionales– para impulsar un ecosistema robusto de protección de datos personales en Paraguay fue iniciado desde hace varios años. El mismo adquirió un renovado impulso junto a Indela, mediante el fortalecimiento de la Coalición de Datos Personales en Paraguay, de la cual TEDIC es fundadora junto a las organizaciones APADIT, Paraguay Ciberseguro, ISOC- Capítulo Paraguay y Abente Stewart Abogados.

En alianza con la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, la Coalición lideró una serie de actividades para co-crear una ley integral de protección de datos personales. Se lanzó una página web que permitió la recepción de 103 comentarios de especialistas nacionales e internacionales en protección de datos personales. Además,se desarrollaron mesas de trabajo con representantes del sector público y privado y se ofrecieron 9 talleres con especialistas internacionales en la materia.

Tras un acto oficial de presentación del ante-proyecto para la recepción de comentarios finales, la coalición –y la Comisión de Ciencia y Tecnología– dio entrada oficial al anteproyecto en la Cámara de Diputados el 30 de abril de 2021.

Clínica Jurídica de Derechos Digitales

En TEDIC, consideramos clave generar espacios de formación para actores públicos y privados en materia de derechos humanos y tecnología. La cooperación junto a Indela nos permitió establecer y fortalecer vínculos con la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción, y crear así la primera Clínica Jurídica de Derechos Digitales del país.

Mediante una convocatoria abierta[1], se conformó la primera promoción de alumnas y alumnos de la clínica y se desarrollaron clases en temas de privacidad y protección de datos personales, libertad de expresión, acceso a la información, voto electrónico, género en Internet y otros. Esta primera experiencia culminó con la presentación de artículos elaborados por dicha promoción.

Litigio estratégico

La alianza con Indela permitió encarar una serie de acciones de litigio estratégico con miras a visibilizar situaciones problemáticas que se vienen dando en el país y se contradicen con la plena vigencia de un estado de derecho.

Particularmente, destacamos la importancia del litigio estratégico y campaña de comunicación aplicada en el caso de Belén Whittingslow. La creación de una página web dedicada al caso, así como distintos flyers, videos y otros insumos comunicacionales, han logrado un interés considerable de la ciudadanía. Dicho caso será llevado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y se encuentra en etapa de cierre.

Así también, hemos promovido litigios que cuestionan la instalación de cámaras de reconocimiento facial en espacios públicos y un recurso de apelación ante la negativa de brindar información pública sobre datos personales recolectados por el todavía novedoso sistema de billetaje electrónico  han generado una serie de interés y debates en la agenda pública.

Por último, destacamos el importante apoyo de la Clínica Jurídica y el compromiso de los alumnas y alumnos para el desarrollo exitoso de las iniciativas de litigio estratégico promovidas por TEDIC. Consideramos que dicho espacio ha sido y es crucial para fomentar el aprendizaje de alumnos y alumnas de derecho desde la práctica. 

Serie anti-virus

La disrupción generada por la pandemia de la Covid-19 obligó a TEDIC a repensar maneras efectivas de comunicación. Creamos así la serie “Antivirus”, que consta de artículos y webinars realizados en modalidad live, donde analizamos cuestiones en torno a los derechos digitales y estrategias de seguridad digital. Como cierre, realizamos una fiesta virtual donde presentamos nuestro trabajo en materia de tecnología, derechos humanos y distintas acciones en el marco del proyecto Indela. El evento contó con más de 150 personas de distintos países.

Síntesis

Las actividades descritas demuestran que la labor de TEDIC, realizada en alianza con organizaciones locales e internacionales, es siempre el mejor camino a seguir.

La creación del anteproyecto de ley, y las distintas actividades de articulación, dieron lugar al desarrollo de un ecosistema robusto de derechos digitales. La asistencia constante de estas personas denota no solamente el interés adquirido por la temática sino el compromiso estatal de trabajo por una legislación íntegra que posea como objeto proteger a la ciudadanía.

Así también, los litigios estratégicos permitieron profundizar alianzas con organizaciones especializadas a nivel local sobre litigios y también con la academia a través de la Clínica Jurídica. Creemos que todavía hay mucho trabajo por hacer para consolidar el área programática de derecho digital en la Facultad de Derecho y el Poder Judicial. Resaltamos también que el trabajo de litigio estratégico y su difusión, contribuyeron a posicionar a TEDIC como líder en este tema y a visibilizar sus acciones en la agenda regional; prueba de ello son los paneles internacionales y campañas regionales en las que hemos sido incluidas.

Podemos concluir con seguridad que la alianza con Indela fue clave para sostener y lograr estas actividades. El camino hacia una sociedad paraguaya con plena vigencia de sus derechos digitales es todavía largo de recorrer. Sin embargo, es importante dar cuenta de los logros conseguidos en un incierto contexto nacional y global, y tomar así impulso para seguir adelante.

 

 

[1] Se recibieron 30 postulaciones, y fueron finalmente seleccionados 10 alumnos y alumnas.

#LibertadNoDisponible: voces artísticas, periodísticas y de protesta bajo amenaza en el espacio digital

Por ARTICLE 19 México y Centroamérica

En un contexto de violencia generalizada para acallar a la prensa en el entorno físico, en México se suman las presiones, amenazas e intimidaciones para obligar a las y los periodistas a eliminar contenidos compartidos en el ámbito digital. La remoción de contenidos[1] tiene el potencial de silenciar expresiones indispensables en una sociedad democrática. Voces artísticas, periodísticas y de protesta, enfrentan el riesgo de ser eliminadas, borradas del espacio digital de forma ilegítima y sin contar con las garantías de debido proceso.

El proyecto “Defendiendo la libertad de expresión en Internet: transparencia y debido proceso de la censura en línea a través de la remoción de contenidos” apoyado por Indela permitió visibilizar esta realidad y evidenciar los efectos negativos que tiene sobre la libertad de expresión y el derecho a la información.

Las distintas actividades desarrolladas en el marco de este proyecto han contribuido a que algunos actores del Estado reconozcan públicamente el compromiso de asumir mayores niveles de transparencia sobre las solicitudes de remoción que hacen las instituciones del gobierno mexicano a las plataformas de redes sociales. También, ha contribuido para solicitar a las plataformas de redes sociales que incluyan en los informes de transparencia, datos sobre qué instituciones del Estado hacen las solicitudes, el tipo de información que solicitan remover y los motivos por los cuales las realizan.

A través de las campañas #LibertadNoDisponible y #NiCensuraNiCandados logramos, junto con otras organizaciones, colocar en la agenda pública la necesidad de defender la libertad de expresión de mecanismos extrajudiciales como el de “notificación y retirada” o los reclamos de derechos de autor para eliminar contenidos en plataformas de redes sociales, páginas web y web host.

Mediante una alianza con la Clínica de Ciberderecho de la Universidad de Harvard, desarrollamos el white paper, Acceso Denegado: ¿Cómo pueden responder los y las periodistas y la sociedad civil a las notificaciones de eliminación de contenido?[2] que retrata el impacto del DMCA (Digital Millennium Copyright Act) en el periodismo y el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil en América Latina. Esta guía contó con la participación de Fundación Karisma (Colombia), Intervozes (Brasil) y Espacio Público (Venezuela).

Los resultados de este proyecto también han permitido que ARTICLE 19 ponga a disposición herramientas para la sociedad civil para responder a las solicitudes de remoción de contenido por parte de las plataformas de redes sociales a través de una serie de guías informativas: (i) Guía sobre remoción de contenido sobre las políticas de Twitter; (ii) Guía sobre remoción de contenido sobre las normas comunitarias de Facebook; (iii) Introducción a la remoción de contenido y la (iv) Guía sobre remoción de contenido en Google[3].

El impacto de este proyecto debe mirarse a la luz del informe #LibertadNoDisponible: Censura y remoción de contenido en México[4] que hace una revisión de los diferentes mecanismos que son explotados e instrumentalizados en el país para eliminar contenidos en Internet e interferir en el derecho a la libertad de expresión e información de periodistas y de todas las personas usuarias de las tecnologías.

El informe explora cómo la remoción de contenidos socava a la prensa y al flujo informativo, y se manifiesta a través de: 1) políticas de moderación de contenidos, de plataformas digitales, que son incompatibles con el derecho humano a la libertad de expresión; 2) amenazas y asedio a periodistas para que retiren información de sus espacios o perfiles digitales, y 3) solicitudes de eliminación de contenidos a las plataformas digitales -bajo supuestos legales ambiguos y sin seguir un debido proceso ni cumplir con garantías judiciales-. Y describe la relación que existe entre las diferentes instituciones del Estado mexicano con las plataformas digitales para solicitarles que eliminen o restrinjan el acceso a contenidos. Ante este escenario prevalece un vacío de información y una falta de claridad sobre el fundamento legal que les brinda a las autoridades las atribuciones necesarias para solicitar eliminar contenidos de Internet.

De acuerdo a los informes de transparencia de Twitter, Facebook y Google, las autoridades mexicanas realizaron entre 2017 y 2020 más de 38 mil solicitudes de remoción de contenido. Sin embargo, a través de solicitudes de transparencia, los sujetos obligados reportaron únicamente 1697 solicitudes de remoción durante este mismo período. Con ello, hemos identificado inconsistencias en la información proporcionada por las autoridades, por lo que solo conocemos 1 de cada 10 solicitudes presentadas por parte del Estado mexicano a las plataformas digitales. Es decir, existen 95.6% de solicitudes de remoción de contenidos de las cuales no tenemos información, transparencia ni rendición de cuentas.

El apoyo de Indela fue crucial para exponer estos resultados de la investigación, compartir herramientas para hacer frente a los abusos que existen para remover contenidos. Y también para que el Estado mexicano, las plataformas digitales y otros actores asuman mayores compromisos de transparencia y rendición de cuentas, así como la de proteger el derecho a la libertad de expresión y el acceso a la información en el espacio digital.


[1] La remoción de contenidos se entiende como la práctica para eliminar o restringir la circulación de información en Internet, valiéndose de marcos jurídicos y mecanismos privados que limitan su acceso. Se utiliza de forma ilegítima e irresponsable para censurar información de interés público que debe circular y permanecer accesible.

[2]Disponible en el siguiente enlace: https://articulo19.org/reclamos-de-derechos-de-autor-son-utilizados-para-eliminar-contenidos-periodisticos-y-de-activistas-en-america-latina/

[3] Las cuatro guías se encuentran disponibles en: https://seguridadintegral.articulo19.org

[4] Informe disponible en: https://articulo19.org/libertadnodisponible/  

Las rutas de atención de la violencia de género en línea, después de la Ley

Por Hiperderecho

Desde el 2018, cuatro  tipos de violencia de género en línea (VGL) están reconocidos como delitos en Perú a través del Decreto Legislativo 1410, entre ellos el acoso sexual y la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. En este sentido, nos propusimos conocer cuáles eran las rutas de atención disponibles e idóneas en el sistema de justicia del país para atender casos de VGL y cuáles eran las condiciones que tenían que existir para que las denuncias avancen en estas rutas. Además, convocamos a cinco personas, quienes, con mucha generosidad y valentía, nos permitieron seguir y acompañar su proceso de denuncia, y junto a ellas, descubrir lo que ocurre cuando una persona busca denunciar VGL en el Perú.

Después de un año de implementar el proyecto, descubrimos que el proceso de buscar justicia para casos de VGL no es una línea recta y directa. Más bien, es un proceso desafiante, desgastante y diverso en el que, a pesar de contar con leyes, las rutas suelen ser opacas y la justicia se ve distinta para cada persona. Al entender esto, fuimos más allá de identificar la normativa aplicable y nos enfocamos en escuchar y reconocer las historias de lucha, las perspectivas y las necesidades de quienes estaban viviendo estas violencias. Así, descubrimos que mujeres y personas LGBTQ que han vivido VGL enfrentan una serie de barreras de género, de información, socioeconómicas, raciales y digitales que impiden que accedan en igualdad de condiciones a una denuncia efectiva y justicia[1].

Así, uno de los primeros logros del proyecto fue darle visibilidad a la realidad de poco acceso a la justicia. Realizamos campañas en redes sociales con estrategias como el Tuitazo #YoDenunciéVGL, que se volvió tendencia en Perú gracias a la participación de organizaciones feministas, jóvenes estudiantes y personas que han vivido VGL en el país y la región. Gracias a estos diálogos, corroboramos que la impunidad alrededor de todas las formas de violencia de género, incluida la digital, siguen vigentes. Hoy sabemos que la VGL sigue siendo normalizada, que el sistema de justicia demora y falla en responder a los nuevos desafíos que presenta, y que es la sororidad y contención feminista la que actúa como el pilar que nos mantiene aflote. Nos llena de ilusión que las estrategias que se están co-creando en espacios feministas digitales busquen precisamente reconocer a la VGL como una violencia real, y cuidar a las mujeres y a personas LGBTQ que enfrentan una serie de prejuicios y obstáculos al denunciar sus casos.

Un segundo logro, fue proponer y socializar metodologías para investigar VGL desde el feminismo y realizar un análisis crítico que nos permita proponer cambios concretos. Propusimos la metodología jurídica feminista como una herramienta política y de investigación para identificar las violencias, neglicencias o ausencias del sistema de justicia que afectan de manera desproporcionada a mujeres y personas LGBTQ que viven VGL. Esta metodología también nos permite transversalizar el enfoque de género en la comprensión del Derecho y el sistema de justicia en el que se atienden las denuncias. Al visibilizar esta propuesta, también generamos nuevas alianzas con organizaciones regionales, operadores del estado, redes activistas y colectivas de abogadas, es decir, estamos empezando a construir colectivamente un modelo de justicia de género para atender casos de violencia en línea que anteponga las necesidades de quienes viven violencia digital por sobre las barreras y los prejuicios que existen en los sistemas de justicias del país y la región.

Nuestro tercer logro, fue desarrollar una estrategia de acompañamiento para investigadores y para personas que han vivido casos de VGL que llamamos ‘acompañamiento estratégico’. Por medio de este tipo de acompañamiento, brindamos asesoría legal, apoyo en seguridad digital y acompañamiento psicojurídico para sobrellevar la carga emocional de la denuncia y, además, incidimos en la co-construcción de espacios seguros para compartir dudas, sentimientos, deseos y expectativas por parte de quienes enfrentan violencia. Como organización hoy apostamos y promovemos esta propuesta como una estrategia práctica y fundamental para la búsqueda de justicia de género. Para hacerlo, desarrollamos tres talleres prácticos e informativos dirigidos a abogadas, trabajadoras sociales, acompañantes y activistas en los que compartimos todos los recursos logísticos y emocionales que utilizamos para brindar un acompañamiento empático y dialogamos sobre los desafíos del acompañamiento. Asimismo, producimos una guía colaborativa de autocuidado[2], desde las historias de las personas que participaron en uno de los talleres, para construir propuestas más holísticas de y para personas que dan acompañamiento.

Finalmente, resaltamos un cuarto logro que a veces pasa desapercibido: logramos consolidarnos como equipo de investigación y acompañantes. Al iniciar el proyecto, no medimos, ni nos preparamos para el desgaste emocional que podrían generarnos prácticas como leer sobre violencia de manera diaria, sistematizar testimonios que discuten los casos, acompañar durante y fuera del horario laboral, y generar lazos de confianza en el equipo. Todos estos fueron procesos emocionales muy fuertes que nos cambiaron como equipo y organización. En el camino, nos cuestionamos, nos abrumamos y también nos abrazamos. Por eso, también utilizamos los recursos del proyecto para recibir acompañamiento psicológico grupal[3], recibir terapia holística de sanación y sobre todo, para documentar lo que aprendimos[4]. Al difundir esta experiencia con nuestras compañeras de la región, descubrimos que no éramos el único equipo que se había sentido así, y reafirmamos que es necesario utilizar los recursos que tenemos para también cuidarnos, y solo así, poder cuidar.

Nuestro siguiente paso en el proyecto “Después de la Ley: Buscando justicia con enfoque de género para mujeres y personas LGBTIQ+ que enfrentan violencia de género en línea”, apoyado por Indela y Fundación Tinker, es seguir trabajando desde el feminismo para aprender, colaborar y construir propuestas, ya no solas sino en colectivo, que nos acerquen cada vez más a una justicia de género para casos de VGL. Nuestro plan es continuar incidiendo en la aplicación efectiva de las normas, pero también en la necesidad urgente de promover sensibilización, empatía, cuidados colectivos y contención para que quienes denuncian VGL. Sólo así identificaremos las mejores rutas para cuidarnos, y cuidar a quienes decidan llevar a cabo el arduo pero valiente proceso de denunciar.

 

[1] Disponible en: https://hiperderecho.org/wp-content/uploads/2020/12/Informe-1_Despue%CC%81s-de-la-ley.pdf [2] Disponible en: https://hiperderecho.org/wp-content/uploads/2020/12/Gui%CC%81a-2_Despue%CC%81s-de-la-ley.pdf [3] Disponible en: https://hiperderecho.org/wp-content/uploads/2020/12/Gui%CC%81a-2_Despue%CC%81s-de-la-ley.pdf [4] Disponible en: https://hiperderecho.org/wp-content/uploads/2020/12/Gui%CC%81a-1_Despue%CC%81s-de-la-ley.pdf

Nueva realidad, nueva convocatoria de Indela 2021

El 2020 fue un año de muchos desafíos para el mundo y para Latinoamérica. El uso de la tecnología permeó más que nunca todos los aspectos de nuestras vidas y la pandemia de COVID-19 hizo aún más evidentes las grandes desigualdades existentes, desde la brecha digital en la región que impactó en el acceso al conocimiento e información, hasta los desafíos de seguridad y privacidad.

En el sector público, fuimos testigos de un aumento del control social y la restricción del ejercicio de ciertos derechos como respuesta frente a la pandemia. Muchos países latinoamericanos adoptaron medidas tecnológicas para prevenir y disminuir la propagación del virus, implementando aplicaciones de rastreo de contacto. Estas apps, que se ha comprobado que no reducen el contagio y la propagación del virus, son abusivas en la recolección de datos personales, poco transparentes en su utilización, y poseen brechas de seguridad, aumentando el poder de vigilancia de los estados en un contexto de crisis y en un futuro post pandemia. 

Sumado a este panorama, en los primeros meses de 2021 revivimos desafíos del impacto de internet en las democracias del mundo. Muchos de los gobernantes de nuestra región han tomado alguna posición pública sobre la regulación de las grandes plataformas digitales como Facebook, Google, Twitter, etc. Estas discusiones son preocupantes porque carecen de un enfoque integral de protección de la libertad de expresión en línea y están concebidas más como una nueva forma de regulación del discurso público, donde el público general no tiene voz o espacio de incidencia. 

El futuro aún es incierto pero existe una gran oportunidad de promover el diálogo abierto sobre la importancia del reconocimiento, el respeto y el avance de los derechos digitales en Latinoamérica. En este contexto de emergencia, Indela (Iniciativa por los Derechos Digitales en Latinoamérica) lanza una nueva convocatoria abierta y más flexible, que apunta a las necesidades urgentes del ecosistema de derechos digitales en la región. 

En esta convocatoria 2021, buscamos apoyar proyectos sobre derechos humanos afectados por las tecnologías digitales, presentados por organizaciones basadas en Latinoamérica. Se seleccionarán propuestas enfocadas específicamente en el desarrollo de campañas públicas, investigación aplicada y/o acciones de incidencia en políticas públicas, a nivel nacional o regional.

Las propuestas deberán ser implementadas en máximo seis meses y recibirán financiamiento por hasta un máximo de US$25,000. Adicionalmente, cada proyecto podrá recibir el apoyo de consultorías especializadas para fortalecer el impacto de su trabajo y de la organización postulante. 

En Indela reafirmamos nuestro compromiso de fortalecer el ecosistema de derechos digitales en la región a través del apoyo a las organizaciones que lo defienden. Creemos que es momento de acompañar procesos que respondan a los desafíos y urgencias específicas que atraviesa Latinoamérica, y que puedan generar impacto en expandir y fortalecer la protección de los derechos digitales. 

La convocatoria 2021 estará abierta del 15 de abril al 15 de mayo.

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